26 sept 2011

Retroceder nunca, rendirse jamás

No pudo ser. El Zar tendrá que ganar su trono paso a paso y sin atajos. La oportunidad contra Maidana era moralmente irrechazable pero a nadie se le escapaba lo difícil de la empresa: vencer a uno de los más fieros y duros pegadores de la división, en un peso superior al habitual y en territorio comanche. Y con dos semanas escasas de preparación específica para ese rival. Casi nada.

 Muchos otros lo evitarían, de hecho así fue, pero no Petrov. Este ruso de Vallecas tiene ansia de victoria, algo que algunos parecen haber perdido u olvidado. El objetivo, más allá de la eterna búsqueda de la victoria, era lucir bien, presentarse en el recibidor del boxeo internacional de primer nivel y reservar un espacio para un nuevo nombre. Y en cierta medida, creo que se ha logrado.


Perder por KO en el cuarto asalto puede parecer bastante poco edificante, pero conocidas las circunstancias y el margen de mejora que posee Petrov, debe traducirse en esperanza. Mostró su técnica, su posicionamiento en el cuadrilátero y contrarrestó, como buen guerrero, algunas de las embestidas del morlaco argentino. En la TV local apreciaron sus virtudes y coraje.

Lo catalogaron de boxeador fino pero con puños de algodón. Claro que comparado con Maidana, muchos adolecerían del mismo problema. En la división ligera, donde se siente más cómodo, Petia es un púgil más macizo y no tan vulnerable a las cornadas. Ahí es donde debe partir su nueva andadura, pues habrá un antes y un después tras esta experiencia. No todos realizan un mundial.


Gestionar bien su momento, ir a más en sus ambiciones, paso a paso, ganar confianza y experiencia en grandes batallas, combatiendo progresivamente con púgiles de más nivel y empezar a marcarse como objetivo más inmediato el europeo, donde actualmente domina gente como los británicos Gavin Rees (35-1; 16ko), Derry Mathews (29-5; 15ko), o el irlandés Andy Murriay (24-1; 12ko).

Esos deben ser los próximos rivales a batir por Petr, esas son las peleas que queremos ver los aficionados españoles, con permiso de organizaciones y burocracias, porque de llegar a dominar Europa, el asalto al mundial sería más posible y plausible que nunca. Y sobre todo,  debe ser así  por el propio Petr Petrov, por su calidad, porque como decía De Niro en ‘Una historia del Bronx’: “No hay nada peor que un talento malgastado”.

19 sept 2011

Negocios sucios

Durante la conferencia de prensa previa a la pelea, Danny García, entrenador de Victor Ortiz, se dirigió a Floyd Mayweather Jr. y apasionadamente le hizo una petición: “Floyd, al menos en esta pelea, pelea limpio”. Todo un presagio. Si un adjetivo puede definir esta pelea, además de decepcionante, es sucia. Ambos contendientes no estuvieron a la altura de lo esperado.

El ahora excampeón , lució ansioso y dando la sensación de estar desubicado, desbordado por los acontecimientos. Se enfrentaba un buen y motivado boxeador, a un virtuoso del boxeo. Ortiz comenzó intenso pero, poco a poco, el autoproclamado rey libra por libra, se iba adueñando del combate. Al final, de los cuatro asaltos disputados, tres fueron para Mayweather.


Ortiz utilizaba demasiado la cabeza en los agarres ante la permisividad del árbitro y, en un momento de desesperación, provocada por la mejor defensa del boxeo, arremetió con un cabezazo, propio de una pelea de barrio, contra el mentón de su rival, pudiendo significar el final del combate y una losa en su carrera. Se quedó en un punto de sanción.

Las portadas y  el protagonismo son monopolio de “Money”. El único boxeador que gana y pierde a la vez un combate. Así que, ante la confusión reinante y un atontado Joe Cortez (reestablece la pelea mientras mira hacia otro lado), Mayweather aprovechó para noquear a su rival, mientras este terminaba de disculparse por tercera vez y no ofrecer defensa alguna. Ortiz se despistó y no tuvo perdón.


En río revuelto no hay quien supere a este “bad boy”, que hace del estruendo y el alboroto su propia melodía. Pero con esta acción, tan legal como deshonrosa, ha perdido como deportista y su imagen ha vuelto a verse manchada. Si a esto añadimos sus insultos al insigne Larry Merchant por no gustarle sus preguntas, tenemos el circo más caro del planeta. Dará que hablar, le dará dinero.

Si fue lamentable el cabezazo del aún inmaduro Ortiz, quién aprendió una lección para el futuro, más lamentable es ver como todo un veterano campeón, remata a traición a quien ya tenía dominando en la pelea. Triste final para un evento del que se esperaba mucho más.
Ya lo decía el propio Mayweather a Danny García: “Este es un deporte sucio. Es el negocio de hacer daño. ¿Cómo puede ser limpio?

15 sept 2011

La mano que mece el boxeo

El mundo deportivo es un adelanto de la sociedad que nos espera y que ya estamos conociendo, un mundo hipercompetitivo en que, en muchas ocasiones, el fin justifica los medios, donde se hacen trampas o se toman atajos que en ocasiones no llevan por el camino esperado. Pero en otras… Cuesta llegar arriba y, si ello es complicado, no hablemos de mantenerse. Claro que hay quien tiene un as bajo la manga.

Se dice que quien tiene padrino, se bautiza. En el boxeo actual, en pos de continuar con su decadente estructura, cada vez se guardan menos las formas y se actúa con total irreverencia a la hora de “poner” determinados “campeones”. Y si además son protegidos por no encontrarse suficientemente “maduros” o “experimentados” para enfrentarse a un determinado aspirante, apaga y vámonos.


O que dilaten en el tiempo la realización de su defensa mandatoria, para poder hacer caja enfrentándose con bultos, teniendo a los verdaderos contendientes enfrascados en innumerables y estériles eliminatorias. Pensaba que campeón era sinónimo de ser el mejor y demostrarlo. Pero entonces, qué podemos pensar de aquellos que reciben una oferta en firme para combatir con  algún campeón y la rechazan. ¿Se atreven a llamarse boxeadores? Si no estás dispuesto a pelear, es mejor dejarlo.

Ese afán de proteger una estadística vacía, es muy triste. Si empiezas a tener derrotas ya no vendes, no te quieren. Olvidan lo que se hace encima del ring. Es increíble que haya campeones, con corona y sin ella, que busquen encarar a los mejores y estos rehuyan el enfrentamiento. Algo no funciona si un deportista renuncia a competir y a alcanzar la gloria. O espera tal vez, alguna “ayuda” externa que lo ”apadrine”. Pero esto es lo que tenemos hoy en día.


Una mezcla de sabores, con toques del boxeo “intervenido” típico de la época gánster, junto a un ligero chispazo de conformismo, forman este cóctel tan nocivo para el deporte en sí mismo, como para los aficionados, quienes soñamos, y creo poder generalizar, con un boxeo más auténtico, sin aditivos en forma de intervencionismo y burocracia, ni adulteraciones, como arbitrarias clasificaciones o "200" campeones por división. 

El mal necesario que son las organizaciones, deberían despertar de su embriaguez y darse cuenta de que su licorería va a cerrar. Cada vez hay menos clientes, hartos de tanto garrafón. Queremos ver a los mejores. Es más, queremos ver a los mejores… contra los mejores. Disfrutar con este deporte, desconocer quién va a ser el ganador en la mayoría de peleas, no temer a los jueces, estar seguros de que tras esta pelea, vendrá otra tan interesante o más. Dejen de ir contranatura y permitan que gane el mejor.

5 sept 2011

Floyd Mayweather, el poder de la mente

Floyd Mayweather Jr, el Pretty Boy o, también autoproclamado como Money, por su facilidad para generar millones de dólares con sus combates, es considerado uno de los mejores boxeadores de los últimos tiempos. Puede decirse que tiene reservado un lugar entre las mayores estrellas del boxeo. Vuelve de su “retiro” de 16 meses dispuesto a llevarse un nuevo cinturón para su colección. Será el sábado 17 de septiembre, en Las Vegas.

Este excampeón en cinco categorías diferentes (superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter), se enfrenta a Victor Ortiz, actual campeón welter WBC, zurdo, 10 años más joven (24),  más alto y más noqueador. ¿El favorito? Floyd. Él es el primero en apostar por su “segura” victoria sin ningún atisbo de prudencia. “41 dijeron que me iban a ganar. 41 perdieron”, en referencia a su inmaculado palmarés, 41 victorias de 41 combates.


“He nacido para esto”. De buena raza viene el galgo. Su padre Floyd Mayweather Sr. fue boxeador y,  hasta no hace mucho, era entrenador de Oscar De La Hoya o Ricky Hatton. Su tío, Roger Mayweather, “es quien ha hecho que sea quien soy, mi entrenador de siempre, no mi padre” Algo que no comparte en absoluto su progenitor, quien se considera fundamental en la carrera de su hijo. Podemos intuir el problema familiar.

La compleja relación con su padre se une sus diferentes problemas legales que lo han “entretenido” en este tiempo de ausencia. “Si soy inocente, que me dejen en paz. Si soy culpable, que hagan lo que tengan que hacer” dice el Pretty Boy, al que acusan de amenazas, agresiones o no cumplir con hacienda. “¿La diferencia entre ustedes y yo?, que todo esto ya está pagado” decía mientras mostraba su lujosa mansión. Y lo hacía en el programa “24/7” de HBO.


Un programa deportivo de los que ya pocos quedan. Ahí pudimos ver lo conflictiva que es la vida de Floyd, quien no da ni un minuto de respiro a sí mismo, ni físico, ni psicológico. “Ningún deportista trabaja tanto como yo. Venga, dime uno, sólo uno. Ninguno”. 
El talento y su fuerza de voluntad son tan enormes que nada lo distrae. Qué otro campeón conviviría tan bien con la polémica, con problemas familiares, legales, presión mediática, deportiva... y seguir siendo el mejor.

Siempre oí que en el boxeo la cabeza es más importante que el físico, que la psicológica es la fuerza más poderosa en un combate. Floyd  es un caso único en este aspecto. Su poder mental supera todas sus cualidades boxísticas. Y a todos sus rivales. Representa la unión ideal entre talento+físico+mente. Unido a su arrogancia, le permite jactarse con cierta seguridad de sus futuros logros. Siempre me queda la duda de saber cómo reaccionaría ante una derrota. Por lo pronto, Floyd Mayweather Jr. vuelve al ring. 
Disfrutemos. 


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