17 sept 2013

Mucho Canelo y pocas nueces

Floyd Mayweather dio una cátedra de boxeo a Saúl Álvarez en una pelea decepcionante del mexicano en la que no mostró nada de lo esperado. El evento principal de ‘The One’, resultó una de las bromas más publicitadas y rentables del deporte. Un sueño que se convirtió en martirio para el Canelo. Una decepción que recuerda que todavía existen clases.

Había dos opciones satisfactorias para el de Jalisco: El milagro de vencer a la leyenda o, la más probable, una derrota digna tras dejarse sangre y sudor para poner en problemas al favorito. Al final, ni lo uno ni lo otro. A todas luces, pelea sacacuartos sin más. Un Canelo inédito fue una parsimonia que en ningún momento inquietó al maestro del cuadrilátero. Ni cortar movimientos, ni presión, ni nada.

El peso, de aliado a enemigo
El día del pesaje se habló mucho sobre la supuesta facilidad, o no, para conseguir las famosas 152 libras. Tras el combate del sábado, sería ingenuo defender que los problemas para dar el peso no existieron ni tuvieron secuelas. La falta de condición se mostró a medida que avanzaba la contienda, donde la cautela y la dosificación iban de la mano desde el comienzo. Corría con poca gasolina y el freno echado.

Todo ello unido a una falta lastimosa de estrategia, o bien la no posible realización de la misma, hicieron de la esperada noche de gloria para el boxeo mexicano un descuartizamiento progresivo del cuerpo, paciencia y alma del Canelo a manos de un tipo del que si dicen que fue él quien inventó el boxeo, no sorprendería a nadie. Ni viéndose perdido Canelo tiró de vena mexicana para jugarse la partida a una mano.

No digan boxeo, digan Mayweather
Así paraliza la luz del ‘Money’. Nacido para boxear, ese es Floyd Mayweather Jr, versión ‘45.0’. Poco queda por decir. Cuando el boxeo se convierte en arte y el arte en persona, aparece él. Una fusión perfecta. Una suerte poderlo disfrutar. ¿Próximo compromiso? Fácil, el que más dinero reporte, y eso va por grupos. Superados sus compatriotas, mexicanos y boricuas, apunten a ingleses o asiáticos…

En cuanto a Canelo, tras esta decepcionante actuación, toca regresar a su realidad, aquella en la que es un joven campeón con mucho margen de mejora. Perder ante el mejor no es motivo de depresión. Tras esta excursión mas allá de su comarca, debe reflexionar sobre qué facetas mejorar: preparación, equipo, nuevos recursos… Una pelea para recuperar sensaciones sería lo suyo. Esto ha sido un punto y aparte, y todavía le queda mucho por escribir.

12 sept 2013

Canelo y Matthysse: llegó su hora

En el evento más anunciado del año, dos de sus protagonistas pueden ganar mucho más que perder. Lucas Matthysse y Saúl Álvarez tienen la posibilidad de tocar el cielo ante la mirada de medio mundo. Dos campeones que no saben lo que es perder les aguardan desde el desdén y confianza que otorga estar en la cima. La tensión afecta más a sus entornos que a los actores principales.

Carreras diferentes, mismo destino. ‘Canelo’ y Matthysse están ante su mayor reto profesional, aunque les llegue en momentos bien diferentes. Para el precoz mexicano es un tren tempranero que lo puede alzar a nivel de mito con tan sólo 23 años. “Nada importa cuando tu preparación, tu hambre, tu talento te dan la confianza para saber que llegó el momento de ganar”. De no ser así, extraño sería que, con el tiempo y buen hacer, no lleguen nuevas oportunidades.

Menos margen de maniobra tiene Lucas. Para el argentino esta pelea aterriza en el mejor momento. Con la plenitud de sus 30 años, es uno de los más temidos. Sin la base de seguidores de otros, ni motes o declaraciones llamativas, sus credenciales son sus puños. No necesita más. “O pierdo todo o gano todo, pero presión no tengo”. Extraña ver que nunca haya ganado un mundial.

Algo que puede cambiar de una vez por todas. Delante tendrá a Danny García, invicto de 25 años que vive con cierta indolencia su próximo compromiso. “Esta es una más para mí, mi 5ª pelea de campeonato, me he enfrentado a rivales mejores, con mejores habilidades“. Nada parece alterarlo. O subestima a Lucas, o la confianza corre por sus venas. Más técnico y con aceptable pegada, confía anotarse otra victoria.

Lo mismo que Floyd Mayweather. El incombustible hombre de leyenda que tratará de anotar un 45-0 en su historial. Poco queda por decir y él poco más añade. Sabe que no hay nada mejor que dejar a los demás hablar de ti. Que se lo digan a su banquero. Menos ‘showman’ que otras veces, tal vez sea consciente de que se juega más que nadie esa noche. Es lo que tiene defender un legado. Y más con 36 años.

Pero en los días previos, otros han tenido su dosis de protagonismo. Sobretodo el vehemente padre de García, que así aconsejaba a los apostantes: “Mi hijo es el campeón y Lucas no ha peleado con nadie. No va a hacer una mierda. No apuesten contra Danny porque van a perder”. O el entrenador de ‘Canelo’ y su receta del éxito: “Para derrotar a Floyd se necesitan dos huevos y tirar golpes. No es invencible y la gente lo verá el día 14”. Pónganse cómodos, este sábado viene cargado.

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