29 nov 2011

El ‘Canelo’ que quiere ser ‘Travieso’

La pelea contra Floyd es lo que quiero, ya tengo más experiencia y madurez para enfrentarlo y la gente quiere rivales más exigentes”, esas son la palabras de un joven campeón mexicano de 21 años, actual titular superwelter de la WBC, que quiere enfrentarse al, posiblemente, mejor boxeador del mundo. O bien sólo busca promocionarse y tener la opción de una gran bolsa.

Es lo que quieren todos. Obtener una suma rimbombante ante Floyd Mayweather, vivir una experiencia única en el deporte, desde sus entrenamientos, promociones, publicidad… a su batalla final, todo a cambio de pagar el peaje de la derrota. A día de hoy, sólo hay dos boxeadores que quizá logren escabullir esa imposición y aún así, difícil sería la evasión. Fuera de estos, nadie más.


'Canelo' Álvarez -decía- es un joven campeón que muestra grandes dotes para el boxeo y, sobretodo, una madurez en el tapiz impropia de su edad. Tiene una espalda ancha en la que soporta toda la presión y el circo que le rodea, como si no existiese la gravedad. Tiene los medios y la ambición necesarios para ser un gran campeón si ningún tipo de duda que le haga sombra. Pero el camino se hace paso a paso.

El mismo día en que Álvarez despachó a un caduco Cintrón, otro mexicano, este de 32 años, se proclamaba campeón de la WBO en una extenuante pelea, logrando así su cuarto cinturón mundial ‘absoluto’ (los interinos son invento del diablo). El ‘Travieso’ Arce tal vez no tenga las virtudes técnicas o físicas de otros, pero en su propiedad posee algo que ni se compra, ni se entrena: un corazón macanudo.


Un hombre echo a sí mismo, que ha llegado a lo más alto sin apadrinamientos ni proteccionismos, y cuya honestidad conoce todo aficionado que ve en él un sello de garantía para el espectáculo. Su nuevo reto, enfrentarse a Nonito Donaire, el Mayweather de los ‘pequeños’. Le llega en un buen momento, sin nada que demostrar, con todo por ganar y un gran cheque que recibir.

‘Canelo’ tiene prisa por hacer crecer su figura. A buen seguro que querrá superar los títulos del ‘Travieso’ o de Erik Morales, y deberá aprender de ellos. Quemar etapas, crecer y consolidarse como luchador, no ser una estrella fugaz. La edad es sólo un estado mental. Si logra mantener el ‘hambre’ en el tiempo y encarar cada pelea como si fuese la última, estaremos ante el próximo héroe mexicano


21 nov 2011

Chávez, cada vez menos Junior

La noche del sábado era la fecha señalada para que ‘El hijo de La Leyenda’ realizara su primera defensa del título WBC logrado ante el alemán Sebastian Zbik el 4 de junio. Campeón más que discutido por el modo en que se erigió candidato a este título y por su ‘selección’ de rivales a batir, Julio César Chávez Junior debía demostrar que es un digno portador de ese cinturón.  Y a fe que lo hizo.

Dominó una pelea, “la más difícil de mi carrera” dijo en la previa, mostrando lo mejor de sí mismo, sus atributos más lucidos. Desde su atalaya de de más de 1.80 y con un alcance superior a los 185 centímetros, Chávez Jr. ejecutó un gran bombardeo selectivo sobre su rival estadounidense, el también junior, Peter Manfredo Jr., que se confirma como un cenizo en las grandes citas.


El caramelo tiene un bonito envoltorio. Con los mejores medios, dirigido por el entrenador de Pacquiao, Freddy Roach, y con el aura de su legendario padre impregnándolo todo, este chico se va haciendo mayor y busca su propio camino. Sabe moverse en la distancia, tiene poder en sus puños y sabe tomarlas cuando es necesario, pero también cuando no lo es… todavía quedan cosas por mejorar.

Lo importante es que ha dado una grata impresión, un paso adelante en su madurez como boxeador. Pero no olvidemos que se trata del campeón, quien no tiene tiempo para crecer si no es en la propia batalla, al que se le deben exigir las más altas metas y, sobretodo, que no debe huir de nadie. Y tiene experiencia para ello. Marvin Hagler o Gorilla Jones fueron campeones a su misma edad, 25 años.


10 años más, a los 35, tardó en hacerse con el cinto el legítimo campeón del título WBC, el tercer mejor boxeador libra por libra del mundo, ‘Maravilla’ Martínez, quien fue despojado del mismo en los despachos de forma lamentable. Ahora es el momento de impartir justicia y exterminar las dudas. “Lo que diga mi promotor… pero no tengo miedo a nadie” remarcó el mexicano.

La lógica del deporte nos llevaría a un Chávez Jr-Martínez pero ‘su promotor’ le ofrecerá como ‘mejor opción’ verse las caras con ‘Canelo’ Álvarez, quien debe recuperar su cuota de favoritismo el 26 de noviembre ante Kermit Cintrón, tras la exhibición del Junior. Será un gran evento en México, pero también otra finta a Martínez. Hasta entonces, Chávez será el campeón, pero no el mejor.

14 nov 2011

Pacquiao vs Márquez, la historia interminable

Pacquiao-Márquez III, un trámite para el “Rey libra por libra” antes de firmar el mayor contrato de su vida con Mayweather. Ese era el guión esperado. Craso error. Nunca subestimes a un guerrero azteca. Juan Manuel Márquez, de 38 años, encaraba a un rival en el cenit de su carrera, trataría de buscar la sorpresa, cobrar una buena bolsa y disfrutar de su caudal con la añorada familia.

El precedente en el peso pactado tampoco era halagüeño. Prometía su mejor acondicionamiento, un entrenamiento novedoso y una gran dirección en la esquina. Pero ya nos conocemos esas historias, las palabras se las lleva el viento. Pero, en este caso, ni un monzón filipino pudo con ellas. De hecho, ni se desató esa tormenta, en todo caso, un choque de vientos de similar intensidad. 


Esta edición fue diferente a las anteriores. Se conocían bien, se respetaban, su ritmo estaba contenido, reservándose los últimos 10 segundos de los primeros asaltos para improvisar alguna escaramuza más parecida a las batallas precedentes. Fue una lección de boxeo, noble, limpio y con la pausa suficiente para disfrutarlo al mismo tiempo que preguntarse quién había ganado la ronda.

Esta sí fue una pelea con buen uso de la estrategia, (nada que ver con la birria de Narváez y Nonito), en la que se erige como claro vencedor Don Ignacio Beristain, quien parece haberle dedicado todo el tiempo a Márquez y olvidarse de Alfredo Angulo, lo cual sería una estafa, o bien “El Perro” no siguió sus indicaciones, lo cual fue una insensatez, visto el resultado.



¿Y Pacquiao? Se hace extraño que, en una pelea triunfal del astro asiático, no sea quien se lleve los titulares. Lo cual dice lo inesperado de la actuación de su oponente, y lo discreto de la suya. Un Pacquiao inédito, descafeinado, (¿pensando más en la política?), de mirada perdida, desorientado en su esquina con diferentes y políglotas consejos, seguía sin encontrar la medicina para inmunizarse de su kriptonita mexicana. 

Y van 36 asaltos. Sin novedad en el frente. ¿Cuarto combate? Para qué. Estos dos deportistas dejan una de las mejores trilogías del boxeo y a los aficionados divididos, con argumentos sólidos para ambas partes. Manny no fue Pacquiao. Es humano, pero aún así sobrevivió al picante azteca. Quizás ha perdido caché o no era tan bueno. O en eso se pensará “Money”. Lo dicho, todo sigue igual.

PD: ¿Mi puntuación? 114-114

7 nov 2011

Vendió la piel del oso antes de cazarlo

La pelea que escondía la mayor sorpresa del fin de semana tuvo lugar en la idílica Cancún, cuyo topónimo es “nido de serpientes”, lugar donde un “cánido” llegaba ansioso por enseñar los dientes al mundo y conseguir como premio, una oportunidad ante su presa más codiciada, un rival blindado que se encuentra custodiado y protegido de fieras feroces y poco amistosas.

Canelo’ no tendrá excusas para enfrentarme'”. No se pueden dar cinco pasos sin empezar por el primero. Alfredo “El Perro” Angulo, es uno de los púgiles mexicanos más destacados de la actualidad, lo cual puede ser homologable para afirmar que se trata de uno de los mejores del mundo. Por eso, resulta extraña su nefasta y descafeinada actuación del sábado ante James Kirkland.
No hay que cercenar méritos al “Mandingo Warrior”, quien realizó una colosal actuación en casa de su duro y favorito rival, pero derribar al estadounidense tan pronto pudo suponer ver la línea de meta antes de pasar la última curva. Angulo, durante unos segundos, presintió el final de esa noche y se vio ganador ante el Canelo’ Álvarez. Venía de finalizar sus dos últimas peleas en el primero, esta sería la tercera.

Tuvo fe ciega en ello, se desfondó confiado en hacer real esa visión que tenía en su mente, pero no pudo. Cuando se dio cuenta, estaba cansado y en el suelo, y al mirar a su oponente, no se correspondió con quien se estaba imaginando. Era el mismo que había derribado unos segundos antes, no se había ido. Pero su mente sí. Desde ese instante, “El Perro” perdió su instinto depredador. No se reconocía.


Quizás auguraba algo de lo que le esperaba, por ello, buscando un guía que le evitase quedar a la deriva, acudió a uno de los mejores preparadores: Ignacio Beristain. Pero como si de una profecía maldita se tratase, no pudo modificar su destino. La causa de la derrota puede encontrarse en el sobreentrenamiento, una mala planificación, falta de un plan ‘B’ o ‘C’… ¿quién sabe?, muchas conjeturas.

Tal vez Angulo haya sido víctima de sí mismo. Se veía celebrando el gol antes de marcarlo. Pero esto no es el final. De esta derrota, la primera antes del límite y la segunda en su carrera,  si es bien digerida, puede suponer un avance hacia su objetivo mayor del que se imagina. Tiene todo para ser campeón, pero sin obsesionarse. La pelea siempre contra tu rival, no con tu mente.

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