26 feb 2013

David Price se topa con la vieja escuela

El exceso de confianza tiene estas cosas, y en el boxeo más. David Price era -y se le debe seguir considerando- uno de los mejores pesos pesados de Reino Unido. Boxeador al que los medios locales colocaban como próximo candidato a disputar un título mundial, es toda una máquina de noquear. Llevaba una racha desde 2010 con nueve combates seguidos venciendo antes del límite.

Su prueba de fuego era ante el cuarentón Tony Thompson, destacado pesado estadounidense que tiene en su haber dos derrotas por KO y KOT ante el campeón Wladimir Klitschko. Con la predecible victoria ante este veterano, Price se encontraba cerca de una oportunidad por la corona de la división, buenos son los ingleses para negociar y conseguir sus objetivos deportivos.

En un ambiente tan propio de las islas, Liverpool recibía con el mítico ‘Nunca caminarás sólo’ a su héroe. Dos asaltos después, esa canción era más necesaria que nunca. Un golpe fugaz afecta a la zona auditiva de Price derribándolo y dejándolo tan desorientado que el árbitro decide guiarlo al vestuario. Sorpresa, sorpresa. Thompson a sus 41 años coleccionó otra noche para recordar.

Llegó a decir que si perdía se retiraba. Quizás era lo mejor, pero seguro que este éxito le va a mantener activo este año. La vieja escuela parece encontrarse al mismo nivel, o superior, a la actual promoción pesada. Los ingleses se van quedando sin representantes para su asalto mundial. Sin Price, con la decepción de David Haye y la derrota de Dereck Chisora, queda Tyson Fury.

Fury no tardó en fanfarronear que a él eso no se lo hace un abuelo, pero primero debe examinarse ante Steve Cunningham el próximo 20 de abril en tierras americanas. De todos modos, la idea de que no veremos nuevos campeones antes de que los hermanos se retiren, es algo asumido por la gran mayoría. Ni si quiera aspiramos a ver un campeonato mundial disputado.

Desde luego no parece que los hijos de la Gran Bretaña vayan a cambiar el panorama -aunque a mí me sigue gustando Haye-. Sin una de las históricas canteras de figuras mundiales, más allá tampoco hay demasiadas alternativas. Quizá el ruso Alexander Povetkin, eterno candidato, el aspirante búlgaro Kubrat Pulev o la nueva sensación estadounidense Deontay Wilder, puedan dar la campanada… ¿alguien se lo cree?

25 feb 2013

Redención y victoria

La noche más importante en la vida profesional de Lamont Peterson fue la del 10 de diciembre de 2011, cuando ganó con sorpresa y polémica arbitral al británico Amir Khan. La alegría no tardaría en tornarse disgusto cuando un control antidopaje daba positivo y se cargaba la revancha. Curiosamente fue Peterson quien pidió que se realizaran exámenes de sangre al azar.

Pese a todo, el título superligero de la FIB logrado ante Khan siguió en sus manos porque según los médicos, los niveles de testosterona encontrados en su sangre indicaban un uso terapéutico que no suponían una mejora en su rendimiento. El error de Peterson fue no comunicar el uso de esa sustancia a las autoridades. Su condena, cerca de un año de suspensión.
Pagadas las deudas, Peterson volvía a los cuadriláteros en un combate en el que buscaba algo más que la victoria: reivindicarse. Era el momento de limpiar tanta basura, que por su propio error, muchos habían vertido contra su nombre y logros. El rival que lo recibiría no era moco de pavo: Kendall Holt, uno de los mejores estadounidenses en la categoría era una buena piedra de toque.

Agresivo, curtido y con hambre, le puso las cosas difíciles al inicio de la contienda. Tiraba con dureza y mala intención, insistía una y otra vez  y parecía querer hacerle pagar en carnes el castigo por aquel poco oportuno positivo. Pero Peterson, lejos de achantarse mantuvo su plan. Cerrado como una ostra, absorbió y esquivó los golpes de su rival, se mantuvo sereno y esperó su momento.
El 4º asalto supuso el punto de inflexión. Peterson se viene arriba diciendo ‘aquí estoy yo’, conecta una buena mano que derriba a su rival y quiebra su estrategia. Desde ese segundo se convirtió en el dominador, taladrando con constancia a Holt hasta lograr que no se levantara más y su rabia por todo lo vivido se escapase. Importante victoria deportiva y anímica para Peterson.

Ahora, expiado de culpas, puede mirar cara a cara a los grandes nombres de la división. Unificar con Danny García o dar una oportunidad al temido Lucas Matthysse. Prometedor horizonte. Un error tan tonto como grave pudo tirar por tierra su carrera de no saberlo asimilar convenientemente pero Peterson, de 29 años, parece haberse repuesto de toda contingencia. Ha regresado justo a tiempo.

12 feb 2013

El peligro de jugar a una carta

Kiko Martínez lo había anunciado: iba a ‘matar’ a su próximo rival. El crimen tendría lugar el sábado 9 de febrero en el Odyssey Arena (Belfast) y el modus operandi sería un disparo a quemarropa, uno sólo. Carl Frampton, advertido y precavido, se cosió un chaleco antibalas con sus jab y salió a boxear, mientras el español salía a golpear. Duelo de estilos, combate entretenido.

El de casa mostró el abanico de recursos del que es poseedor mientras un Kiko unidireccional depositaba su fe en sus puños y ese golpe definitivo que antes o después tenía que aparecer. Frampton tomaba ventaja en las tarjetas pero estas sólo sirven si sales vivo y el runrún del ambiente con los cañonazos de Martínez mantenían en tensión al más tranquilo, pese al buen encaje de Carl.

Las piernas comenzaban a fallar. Frampton empezaba a abrazarse y a esconder la cara, agachando la cabeza como quien busca una cartera por el suelo. Hacía su pelea. Kiko, con un boxeo primario y mucho corazón, perseguía a su rival y disparaba a matar. No había otro plan. Pero en el noveno asalto una derecha perfecta entra hasta la mente del nuestro y el final inesperado tuvo lugar. El tiro salió por la culata.

El dolor de Kiko traspasaba la pantalla, pero no por el dolor físico del cual parecía recuperarse con celeridad, sino del daño moral. Su mirada perdida buscando explicación en una esquina vacía. La mejor preparación de su vida, el combate más importante, emitido en vivo al mundo y en falso directo a España, aspiraciones mundialistas… todo quedó hecho trizas.

Así es el deporte y la vida. Esforzarse para triunfar es la única vía, pero no siempre da resultados. Que de la derrota se aprende más que de la victoria lo sabemos todos, ilumina los errores y permite ver dónde hay que mejorar. Kiko es joven, 26 años, tiene potencial y su derrota fue disputada, esto es boxeo. Bastante diferente a la mala noche de Gabriel Campillo en Estados Unidos.

Los buques insignia de la promotora Maravillabox empiezan con mal pie 2013. La elección de rivales y su estudio parecen fallar, ya que la estrategia en ambas caídas ha sido mala y en lo que parece haberse trabajado más es en la promoción. Convertir a Iniesta en Balotelli. Pero como todo, esto no es cómo empieza, sino cómo termina. Queda un año entero y se espera una reacción.

5 feb 2013

Sturm, la tormenta amaina

El resultado más curioso del pasado fin de semana en el Boxeo Internacional fue la derrota de Felix Sturm por decisión unánime ante Sam Soliman, lo cual ya sorprende de por sí, pero si a esto añadimos que el hecho tuvo lugar en Alemania, llama la atención aún más. El error de subestimar a un púgil que parece estar de salida no es nuevo para Sturm.

Muchos recordarán la noche del 15 de septiembre de 2006, cuando un excampeón mundial llamado Javier Castillejo rompió la guitarra al germano liquidándolo en el décimo asalto poniendo patas arriba todo Hamburgo. Ahora, salvando las distancias, Soliman tenía asignado el papel de veterano sparring para el de casa, en una pelea de ‘tránsito’.

El australiano, un correcto púgil de 39 años que no perdía desde 2008 y se encontraba bien rankeado, parecía una presa asequible para Sturm, de 34 años, un pequeño escollo que superar en su ruta hacia la recuperación del campeonato de la FIB, en manos de Daniel Geale, su último verdugo, lo que supondría una interesante revancha. Pero Sturm no puso toda la carne en el asador.

Y eso que empezó bien. El inicio fue bueno, dentro de la habitual frialdad y calma, picando con su jab y a la espera del mejor momento para conectar su diestra. Logró tumbar a su inquieto oponente y a partir de ahí poco más, se rebajó al juego de su contrincante. El encuentro calló en una ámbito abierto al debate: ¿qué golpes puntúan?, ¿cuáles tener más en cuenta?, ¿cantidad o calidad?…

Sea como sea, el de Oceanía, haciendo suya la frase de “hace más el que quiere que el que puede”, se vino arriba espoleado por su capacidad de supervivencia y se mostró muy activo, con desparpajo y sin nada que perder. Si bien Sturm lucía más contundente con sus contadas manos, Soliman era cuantitativamente superior y parece que eso le dio la victoria.

Hasta el propio Michael Buffer se confundió al nombrarle vencedor para mayor despropósito. Serio revés para Sturm, que suma dos derrotas seguidas en casa y al que los jueces parecen haber abandonado. Extraño. Australia podrá disfrutar de otro duelo de primer nivel entre locales, después del realizado por Geal ante Anthony Mundine. Quién sabe, quizá Soliman pueda dar otra sorpresa, esta vez delante de su gente.

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