29 may 2013

‘La Cobra’ quiere seguir picando en las Islas

Dice Carl Froch que cuando pierde lo primero en lo que piensa es en la revancha. Tres años después de su derrota ante Mikkel Kessler, aprovechó esta nueva oportunidad ante el danés para resarcirse de aquél tropiezo. Ahora, animado por la limpieza que está realizando a su poco embarrado historial, piensa en limpiar la otra mancha dejada por el mejor de la división y uno de los mejores libra por libra, Andre Ward.

Ante Kessler se cumplieron las expectativas. El inglés es un tipo con más desparpajo sobre el ring, con mayor plasticidad, mientras que Kessler es más ortodoxo en sus formas e incluso algo robótico por momentos, pero ambos igual de guerreros. En un escenario inmejorable y con la carga electrizante que tan bien saben generar en las Islas, este combate fue todo un alegato por el buen boxeo.

De los que crea afición y de los que hace énfasis en aquello de ‘noble arte’. Una pelea honesta, limpia, en la que ambos salieron a buscarse, utilizando sus armas sin escatimar en pólvora ni perder la cabeza. Un bonito duelo de estilos. Froch apuntalaba su dominio con el buen hacer de su jab, mientras que Mikkel se iría soltando progresivamente mediante rápidas combinaciones que llegaban y probaban la resistencia del de Nottingham.

Venció Froch (31-2; 22 KO), para quien lo peor de la noche fue ‘tener que ganar a un caballero y tan buen tipo como Kessler’. A sus 35 primaveras es uno de los mejores y más veteranos en los supermedios, quizá sólo superado por Andre Ward, de 29 años, que presenció en directo este encuentro. Froch quiere revancha con el americano pero exige que sea en tierras británicas. Sería un buen reto para Ward.

De hecho, el único en esta división. Lo cierto es que a ambos les queda corta la categoría. Ward (26-0; 14ko) aceptaría pelear en Inglaterra, pero a lo grande, al estilo americano: combatir en Wembley en un mega-evento que movería entorno a 60 millones de euros. Ese es el precio. ¿Exagerado? ‘Está invicto en Inglaterra, por eso quiere pelear aquí’, adivina Ward. ‘Estados Unidos es a donde tienes que ir para ser una estrella’.

Froch no quiere apurarse y afirma que está en forma para realizar cuatro peleas más antes de retirarse. Malo sería que alguna de ellas no sea ante Ward. En caso de que este envite no fructifique, o se haga de rogar, la idea de una tercera entrega con Kessler (46-3; 35ko) como siguiente parada toma fuerza. Menos interesante pero que, viendo los precedentes, cumpliría de sobra con los mínimos de calidad. Bienvenida otra pelea de caballeros.

22 may 2013

La otra mano de Dios

Un 22 de junio, durante el mundial de fútbol de México‘86, el jugador albiceleste más célebre de Argentina, marcó un gol con la mano que se dio por válido y pasó inmediatamente a ser uno de los momentos más místicos en la leyenda del deporte. Años más tarde, otro argentino puede ganarse un hueco en la historia usando también el poder de su puño. Esta vez de forma legal.

Lucas Matthysse empieza a erigirse en ídolo de la forma en que sólo los auténticos lo logran: no buscando serlo. Su principal cometido es hacer bien su trabajo. Sin aspavientos, improperios, fuegos artificiales… Sin estridencias. Un boxeador que vive por y para su pasión y que dedica el tiempo libre a su familia. No necesita más reconocimiento que el de los suyos. Su contundencia es el sello personal que lo hace diferente.

El famoso gol de Maradona fue ante Inglaterra en cuartos de final. Ambos sorprendieron al mundo por su respuesta en los momentos claves. Matthysse ya está clasificado para su final mundialista, presumiblemente el 7 de septiembre si hacemos caso a Mario Arano, representante del patagónico. Danny García será el último obstáculo que separe a Lucas de su gran sueño. “Quiero pelearle a García y demostrar que soy el rey de la categoría“.

Parece un secreto a voces que se trata del mejor, al menos el más espectacular. A tenor de determinadas declaraciones, algunos parece que se siguen sorprendiendo con él. “Tenemos un nuevo Manny Pacquiao”, dijo Richard Shaefer, director ejecutivo de Golden Boy. “No hay hombre en el planeta que dañe como Lucas en este peso”, afirmó Bernard Hopkins. Claro que todos estos piropos provienen de la empresa que le lleva.

Desde que fue robado en sus dos derrotas, no se fía de los jueces. Ejerciendo de abogado del diablo, cabe preguntarse: ¿hay campeón más allá de la pegada? ¿Será suficiente para superar a un rival más técnico? Bien es cierto que García nunca se ha enfrentado con alguien tan duro. Si logra la corona del CMB, ¿será un campeón longevo? Son cuestiones que empezará a contestar en septiembre, como hace siempre, tranquilo, sin prisa pero sin pausa.

De familia con fuerte tradición pugilística, Lucas llega en el mejor momento al reto más difícil. A fe que este héroe sin traje se esforzará por cumplir el anhelo de su vida, ahora a una mano de distancia. Por él, por su familia, por su gente. Dijo Maradona allá por 1992: “Si me muero, quiero volver a nacer futbolista. Soy un jugador que ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”. Seguramente, algo parecido pensará Matthysse.

14 may 2013

Lucas Matthysse, el destino en sus manos

El Boardwalk Hall de Atlantic City acogerá este próximo sábado uno de los combates más interesantes de las últimas semanas. Lamont Peterson, campeón superligero de la Federación Internacional de Boxeo, se medirá a uno de los más temidos aspirantes de la división, Lucas Matthysse. El vencedor de este pleito se enfrentará con el campeón del Consejo Mundial, el invicto Danny García (26-0; 16 KO).

Fue decisión de Golden Boy Promotions –promotora de Peterson y Matthysse-, que finalmente este encuentro se realice en categoría welter y por tanto el título FIB no esté en juego. Opción discutible pero que no resta ni un ápice de emoción a este combate que promete ser de alto voltaje y en el que ambos contendientes se juegan mucho de cara a su futuro.

El argentino, de 30 años, llega con la necesidad imperiosa de ganar y obtener ese billete que le permita conseguir una oportunidad por el cinturón mundialista porque, aunque parezca mentira con sus números y calidad, Lucas nunca ha sido coronado como campeón mundial absoluto, que es como llaman ahora al campeón de verdad, dejando a un lado interinos, latinos, intercontinentales y demás.

“Los jueces no me preocupan porque esto no irá a las tarjetas. Voy a ir por el nocaut”, dice Matthysse. El plan es claro y no lo oculta. La pegada será el factor decisivo en este envite. El argentino tiene 31 ko en 33 victorias. El 94% de sus peleas terminan antes del límite. Las dos ‘derrotas’ por decisión dividida que tiene en su historial, ante Zab Judah y Devon Alexander, son de dudosa verosimilitud.

Así que podemos decir que estamos ante un invicto que representa el rival más duro con el que se ha visto Peterson. El estadounidense es un hombre que gusta del combate cuerpo a cuerpo, no rehuye la guerra de trincheras y se planta a tutear a su adversario, algo que de aplicarlo ante el argentino puede ser un error fatal. Y es que su pegada empequeñece frente a la del sureño.

Peterson tiene 31 victorias, 16 por ko. El rival más cercano con mayor poder al que se ha enfrentado fue Víctor Ortiz en 2010, (75% de ko), quien lo derribó hasta en dos ocasiones en el tercer asalto. Empataron. Mucho tendrá que extremar las precauciones y atinar en su golpeo para poder sobrevivir. Dicen en Argentina que ‘el que no tiene cuchillo come a tirones’. Lucas sólo tiene sus puños y mucha hambre de gloria. El momento le ha llegado.

9 may 2013

La victoria como rutina

En otros mentideros deportivos se habla con frecuencia sobre finales de ciclo, crisis, bajo rendimiento de los deportistas… y el boxeo no es ajeno a estos padecimientos tan humanos. Lo extraño es ver cómo a determinados individuos parece no llegarles nunca el declive. Tal es el caso de dos de los mejores boxeadores del mundo, los campeones Wladimir Klitschko y Floyd Mayweather.

A sus 37 años, el ucraniano es el monarca absoluto de la categoría reina, como siempre lo ha sido el peso pesado. Con permiso de su hermano Vitali, Wladimir domina con aplastante superioridad toda la división, no existiendo contendiente que logre siquiera poner en jaque al campeón. Uno tras otro van pasando los candidatos y la mayoría de ellos son despachados con prontitud.

Muchos piensan que a este monopolio ayuda la escasez de talentos que existe actualmente, algo cierto, pero sería injusto obviar la calidad del ‘Dr Steelhammer’ que desde su atalaya de casi dos metros, colaboró en dar un vuelco histórico a la tradicionalmente afroamericana división pesada. En rueda de prensa los retadores ilusionan pero sobre el cuadrilátero, todos lucen mal. Por algo será.

Mayweather se mueve en otro ambiente. Es el mejor entre los mejores. Domina en una categoría con gran actividad y muchos competidores, si bien es cierto que se le acusa de elegir a sus rivales a dedo, no lo es menos que nadie se atreve a mencionar a ningún boxeador por encima de él. A algunos les aburre tanta facilidad para ganar. Ahora, ni Manny Pacquiao resiste la comparativa. El tiempo ha sido juez entre ambos.

Floyd luce en perfecto estado a sus 36 primaveras, tras una inactividad de un año con breve estancia carcelaria incluida. Nada altera su profesionalidad y buen hacer, despejando todas las dudas que pudieran existir sobre su físico. Ha nacido para esto. Su clase, nº1 en defensa y movilidad, contrasta con el estilo más robótico de Wladimir, quien basa su gran éxito en una tremenda pegada. Lo que le sobra a uno, le falta al otro.

Ganar es su pan de cada día. Entrarán en el Salón de la Fama del Boxeo a ocupar un merecido lugar entre los mejores, y lo harán con placidez y gracias al peso de su radiante curriculum. Otros accedieron tirando la puerta abajo, causando mayor agitación entre la afición, protagonizando batallas inolvidables, luchando contra muchos y mejores. Quizás esa sea la única pega por la que sus nombres no estén en la primera página de la historia boxística.

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