Seth Mitchell representaba, para muchos en el Boxeo, la gran esperanza negra en los pesos pesados, una categoría en la que, hasta no hace mucho, dominaban a sus anchas los púgiles negros. Eladio Secades, célebre periodista deportivo cubano, llegó a decir que esa raza tenía condiciones innatas que los hacía superiores para la práctica del boxeo frente a los blancos. Pero todo cambia.
Ahora el dominio corresponde a dos hermanos procedentes de la antigua Unión Soviética a quien nadie tose. La categoría reina ha emigrado de Estados Unidos para asentarse en el ala este de Europa sin que ningún estadounidense pueda impedirlo. El relevo de Tyson o Holyfield sigue sin ser tomado. Ahora, un exjugador de fútbol americano se erigía como sucesor.
Michell, de 30 años, tenía toda la parafernalia necesaria para llamar la atención del aficionado americano: un boxeador invicto, pegador (sus últimas 10 peleas acabaron antes de tiempo), de aspecto intimidatorio, gran físico y publicitado por la empresa de Óscar De La Hoya. Lo previsto era enfrentarlo con algún Klitschko y para ello se celebró una ‘semifinal’ con Johnathan Banks.
Buen boxeador, sin más, que fue derrotado por Tomasz Adamek en 8 asaltos, hace 3 años, en la pelea más importante de su carrera. Tenía la oportunidad de volver a disputar el campeonato del mundo y no la dejó escapar. Pese a no ser favorito, incomodó y liquidó a Mitchell en 2 asaltos. Sorpresa. Otro negocio de Golden Boy que se ve dañado. Un torrente de luz iluminó lo que antes se tapaba.
Bank se convierte en el mejor pesado negro estadounidense de la actualidad, con lo que ello significa. Junto con Cris Arreola representan el potencial made in USA en los pesos completos. Seth Mitchell no es un mal boxeador, pero tampoco es quien va a arrebatar el título absoluto a los ucranianos. Lleva tiempo estancado en su técnica, sin mejorar la defensa y solventando sus apuros a golpe limpio.
Algo que, a medida que mejoran los rivales, no siempre funciona. El por qué la división se encuentra así daría mucho que hablar y lo abordaremos en otro momento, pero hoy la categoría se encuentra en transición. Vitali Klitschko decía que ‘la generación joven aún no está lista, y la vieja se jubiló’. Todavía seguimos sin conocer el nombre del próximo gran pesado. Todo es cuestión de tiempo.
20 nov 2012
19 nov 2012
Adrien Broner, el pequeño Mayweather
El mexicano Antonio
DeMarco llegaba al mítico Boardwalk Hall de Atlantic City como vigente
campeón del Consejo Mundial del peso ligero, pero no era el favorito. Pese a
lograr su corona liquidando al ‘Niño de Oro’ Jorge Linares, y tras dos exitosas defensas ante Miguel
Román y John Molina, finalizados
ambos antes del límite, muchos no veían en él al auténtico campeón.
Siempre se suele identificar al campeón con el mejor y ese,
en la división de las 130 libras, es Adrien
Broner. Este pasado sábado se enfrentaba a su rival más importante hasta el
momento, una prueba de fuego, de esas en las que se separa el grano de la paja.
Y, desde luego, todo el ruido que produce Broner está sobradamente justificado,
como se ha podido ver en sus últimos encuentros.
Con tan sólo 23 años, este amante del rap tiene en su haber el título mundial superpluma
de la OMB y el ligero del CMB, se mantiene invicto y es el mejor en su división, con diferencia. Ante DeMarco mostró todas sus virtudes y se comportó con la
sangre fría y buen hacer que tienen los elegidos, con esa forma de parar el tiempo
y adelantarse a los movimientos de sus rivales, anulando toda posibilidad de
reacción.
El talentoso de Sinaloa, de 26 años, no pudo incomodar al
aspirante con su zurda, ni tampoco resquebrajar la guardia de Broner, cuyos
movimientos y sistema defensivo resultan fácilmente identificables con los de Floyd Mayweather, algún buen golpe al
cuerpo y poco más. DeMarco se asfixiaba en la pelea y los upper y efectividad
de su rival mermaban su condición a cada minuto.
Finalmente, en el octavo asalto, DeMarco termina hincando la
rodilla en el suelo y su esquina tira la toalla con buen criterio, visto que el
final sólo tenía un camino y ese no aportaba más que sufrimiento y castigo a su
pupilo. El nuevo campeón da un golpe sobre la mesa y muestra sus
credenciales como uno de los mejores libra por libra del mundo, aunando calidad
y espectáculo.
El apodado como ‘The Problem’ se convierte en un
quebradero de cabeza para sus rivales con su técnica, velocidad y potencia.
Salvando las distancias, siempre relativas, es una versión más joven y liviana
de Mayweather, con un estilo y calidad similares pero con mayor pegada (21 ko en 25
victorias). Todavía queda mucho por andar y golpes que asimilar pero, quién sabe
hasta dónde puede llegar.
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