3 jul 2012

Roy Jones Jr: cuando ganar no es victoria

Lo tenía todo y todos le querían ver. Roy Jones Jr, el considerado como‘boxeador de la década’ en los 90, es hoy una penumbra de lo que un día fue. Vende su nombre a cambio de un cheque que apacigüe por un tiempo sus hambrientas finanzas. Sus últimas apariciones suelen ir acompañadas de la derrota pero, en esta ocasión, la sorpresa es que el gran Junior venció.

En uno de sus viajes de trabajo, que le llevan de Australia a Rusia y ahora a Polonia, se enfrentaba al local Pawel Glazewski, quien sustituía al recientemente encarcelado Dawid Kosteck, en un evento de PPV que parece tener cierto éxito en las tierras del este de Europa. El combate no tuvo mucha historia y por lo menos Jones aguantó los 10 asaltos que lo componían.

Su figura le dio la victoria. Mostró poco y sufrió físicamente para terminar. Visitó la lona en el 6º, pero ganó. Los promotores polacos saben que todavía pueden exprimir dinero a este estrambótico excampeón que dilapidó más de $60 millones a lo largo de carrera. Probablemente, le darán la oportunidad de encarar al campeón crucero del Consejo Mundial, Krzysztof Wlodarczyk.
Poderoso caballero es Don Dinero. Es curiosa la expectación que despiertan por esas tierras las viejas glorias del boxeo reciente. El año pasado, James Toney acudía a Moscú para protagonizar una infumable pelea ante el ruso Denis Lebedev y, ahora, lejos de retirarse, peleará en septiembre con el polaco Tomasz Adamek, aunque ya en tierras estadounidenses.

Roy Jones, al igual que Toney, tiene 43 años. Cabe preguntarse cómo un hombre con tanto talento y carisma termina de esta forma. De haberse asesorado adecuadamente, podría haber ganado más de lo que recibió por sus combates. De gestionarse correctamente, podría vivir cómodamente de sus rentas. Malas compañías y peores decisiones le han llevado a esta situación.

Duele ver a un gigante, que ha ofrecido tanto, ser tan pequeño. Trata de hacer lo que mejor sabía, pero no puede. El retiro se aplaza y su agonía se prolonga un poco más con esta inesperada victoria, tras la que tratará de lograr un milagro en forma de título, aunque él sea el primer escéptico. Cuando el triunfo no alimenta la ilusión, combatir se hace una penuria demasiado pesada.

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